Bajando a la fuente y el lavadero
Ayer pudimos disfrutar de un paseo por la naturaleza sin coger el coche. Oliendo a musgo y con el único sonido del canto de los pájaros. Si alguien cree que ésto no está al alcance de la mano, se puede subir a Peralada, que se distribuye entre Colindres y Limpias.
Un lavadero de verdad
El viejo lavadero no ha sido restaurado, por lo que no parece uno de esos lavaderos en los que los ayuntamientos invierten miles de euros para obtener no un vestigio del pasado sino una alberca de juguete o pixiglas. Confiemos que si algún día deciden hacer algo con él, que sólo sea rejuntear con mortero de cal y arena, con las losas de piedra vistas y no piensen en colocarle encimeras de granito pulido y lechadas de cemento.
Vista desde la carretera que sube a Seña. A la derecha se ve una parte del pequeño bosque donde predominan los robles, encinas y acebos.
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